Cuando escribí esta canción, pensaba en las declaraciones del credo a la vez que en los evangelios y de alguna manera, traté de utilizar imágenes de ambos y de mi propia vida. De esa forma, las palabras del credo adquirían, al menos para mí, resonancias más cercanas y más comprensibles al corazón. Así, el Padre todo poderoso creador del cielo y la tierra es ese “escultor de los montes y los valles” que también tiene un plan particular para mí y quiso colocarme en el “verde istmo de ‘onde vengo”.
Creer en Jesucristo “que por nosotros los hombres y por nuestra salvación bajó del cielo y se hizo hombre,” es creer en ese Dios y hombre del evangelio, que como a Zaqueo, a los pescadores y a tantos otros nos invita a encontrarnos con él, a compartir la mesa y a seguir amando a pesar del cansancio porque su fuerza nos sostiene y nos anima, y cuya grandeza y sencillez escapan al mejor y más completo tratado teológico.
Creer en el Espíritu Santo, que es dador de vida y habló por los profetas es creer en ese Dios inspirador que bajó como viento en pentecostés, y nos sale al encuentro a cada paso, sorprendente y desafiante. Es el que nos da la Fortaleza y la sabiduría para dejar atrás el equipaje que no necesitamos y es él quien me regala canciones que hoy me alegro de poder compartir con ustedes.
Voz
Pista
Partitura
Revisión y edición de partitura: Alvaro Granadillo
Creo en ti – Lead Sheet
Créditos
Letras y Música: Ana Lucía Vlieg
Voz, Arreglos, Teclado y Producción Artística: Patricia Vlieg
Violín: Gerardo Roa
Guitarra: Vilma Esquivel
Contrabajo: Marino Gómez
Percusión: Eliel Murillo
Repicador: Milagros Blades
Coros: Carol Marín, Vilma Esquivel, Manuel Villarreal, Gerardo Roa
Grabación y Mezcla: Giulio Jiménez
Asistente de Grabación: Ricky Marchan
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Grabado en Rock and Folk Panamá, Diciembre 2017
Creo en Ti
Letra y música: Ana Lucía Vlieg Paulin
Arreglo: Patricia Vlieg
Creo en Ti, autor del cielo y de la vida;
escultor de los montes y los valles;
diseñaste el verde istmo de’onde vengo, ay,
para, al fin, reclinarlo entre dos mares.
Eres principio y fin de mi existencia;
es tu voz la que alienta mi esperanza;
Tú me sales al paso a cada instante, ay,
yo te encuentro en el sol de la mañana.
En las manos sencillas de mi abuela,
en el café que prepara mi madre,
En la fe y el esfuerzo de un amigo, ay,
en el silencio de cada tarde;
en el silencio de cada tarde.
Creo en Ti, vivo ejemplo de amor pleno
más allá de razones y doctrinas;
me pusiste en mitad de este camino, ay,
para ir detrás de tu huella peregrina.
Eres Tú quien me ha visto en aquel árbol
de mis muchas preguntas sin respuesta;
y repites la frase de otro tiempo, ay:
“baja de ahí que hoy compartiré tu mesa”.
Y nos reúnes a tantos caminantes
en esa cena, fruto de tu mente;
nos haces compartir pan y cansancio, ay,
para luego ir de nuevo a echar las redes;
ay, para luego ir de nuevo a echar las redes.
Creo en Ti, soplo de buena noticia;
brisa que me acaricia el alma entera;
o llega como viento huracanado, ay,
para llenarme las manos de sorpresas.
Eres la inspiración en mis canciones;
abres mi corazón a la alegría;
me sales al encuentro a cada paso, ay,
para teñirme de aventura el día a día.
En el consejo sabio de un hermano,
en el dejar atrás tanto equipaje,
en las ganas de amar que hoy me desbordan, ay,
ahí estás Tú, alumbrándome las calles;
ahí estás Tú, alegrándome las calles.
En las ganas de amar estás Tú.
En las ganas de amar estás Tú.
Compartiendo la mesa con nosotros;
En las ganas de amar estas Tú.
En las ganas de amar estás Tú.
En las ganas de amar estás Tú.
En la lucha, la risa y la esperanza;
En las ganas de amar estás Tú.
En las ganas de amar estás Tú;
En las ganas de amar estás Tú.
Compartiendo camino con mi gente;
En las ganas de amar estás Tú.
En las ganas de amar estás Tú;
En las ganas de amar estás Tú.