La semana pasada hablábamos de conocer a Jesús; realmente conocerlo y dejarnos movilizar por dentro por su autoridad, su amor, su presencia… Y creo que buscamos no solo conocerle, sino seguirle. Cuando escribí esta canción, intentaba entender el verdadero significado de seguir a Jesús. Me parece que pasa por dos lados: la confianza en Su palabra y la práctica de Su ejemplo. Pienso en ese pasaje del evangelio en el qué dos discípulos le preguntan: “Maestro, ¿Dónde vives? “. Y Jesús les responde con una invitación: “ vengan a ver. “ Nos cuenta y el evangelista que ellos fueron y se quedaron con él. Pienso que hoy le preguntamos lo mismo: ¿Dónde estás? ¿En quienes te encontramos? Y como entonces, su respuesta nos invita al movimiento, a desinstalarnos, a acercarnos al otro. ¿En quienes está presente el maestro de Nazaret? Yo particularmente soy consciente de que vivo en una sociedad llena de soledades. Y cada vez que mi trabajo o mi vida personal me depara con una situación de profunda soledad recuerdo el Evangelio de San Mateo en el cual Jesús habla de que serán bienvenidos a su reino aquellos que fueron solidarios con El cuando lo vieron hambriento, sediento, enfermo, preso, en fin, angustiado y solo. Y concluye diciendo que cada vez que aliviamos de alguna manera la angustia o soledad de los los que nos rodean, aliviamos Su propia angustia y soledad. Se siente entonces con una claridad casi atemorizante que su morada está ahí, frente a mí, que tengo que elegir si me voy o me quedo. Y en esos momentos reconozco también que el seguimiento implica un desafío. Y es que acercarse al otro supone exponerse. Porque ¿Qué tal si, por ejemplo, siento en mi corazón que la morada de Jesús está en ese familiar o amigo a quien no sé bien cómo acercarme pero a quien también siento le vendría bien una palabra de cariño? Y ahí entra la confianza: para aceptar ese desafío necesito poner en Sus manos mi suerte, Aceptar mi propia vulnerabilidad y dar el paso de acercamiento es decir ir, visitar esa morada del Maestro y quedarme en Su compañía. Esta es, obviamente, una experiencia completamente personal. ¿Y para ti, dónde está Su morada? ¿En qué o en quién Lo encuentras?¿Qué significa en tu cotidianidad ir, ver y quedarte?
Voz
Pista
Créditos
Letra y Música: Ana Lucía Vlieg
Voz, Arreglos, Teclado y Producción Artística: Patricia Vlieg
Violín: Gerardo Roa
Guitarra: Vilma Esquivel
Contrabajo: Carlos Quirós
Percusión: Eliel Murillo
Congas y Bongó: Milagros Blades
Grabación y Mezcla: Giulio Jiménez
Asistente de Grabación: Ricky Marchan
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Grabado en Rock and Folk Panamá, Diciembre 2017
Enséñame, Señor
Letra y música: Ana Lucía Vlieg
Arreglo: Patricia Vlieg
Enséñame, Señor
a caminar sobre tus huellas;
a fiarme aún más de tu palabra;
y en tu alimento hallar mi fuerza.
Enséñame, Señor,
día tras día a proclamarte;
y a comulgar con alma y vida
en tu cuerpo y en tu sangre.
Regálame, Jesús,
oh Dios de la esperanza,
la gracia de vivir contigo;
regálame, Jesús,
oh Dios del tiempo nuevo,
el gozo de saberte amigo.
Recuérdame, Señor,
que tu morada está hoy en día
en cada hermano que aún espera
que se renueve su alegría.
Recuérdame, Señor,
que no hay lugar para este miedo;
porque he decidido seguirte
como esos otros te siguieron.
Regálame, Jesús,
oh Dios de la esperanza,
la gracia de vivir contigo;
regálame, Jesús,
oh Dios del tiempo nuevo,
el gozo de saberte amigo.
Enséñame, señor,
a no temerle a este cansancio;
ni a lo inseguro del camino,
mientras que Tú estés a mi lado.
Enséñame, señor,
a enamorarme de tu causa;
y a hacerle frente al egoísmo
con esa entrega que no acaba.
Regálame, Jesús,
oh Dios de la esperanza,
la gracia de vivir contigo;
regálame, Jesús,
o Dios del tiempo nuevo,
el gozo de saberte amigo.
Regálame, Jesús,
oh Dios fiel y constante,
dejar en tus manos mi suerte;
regálame, Jesús,
oh Dios, vivo y triunfante,
creer que tu amor vence a la muerte.